Oscuridad sacra y electrónica monumental
Publicado en 2004 bajo el sello Minuswelt Musikfabrik, Holy marcó un punto de madurez para In Strict Confidence, la banda alemana de electro-industrial liderada por Dennis Ostermann. Lejos de limitarse al EBM o al darkwave ortodoxo, este álbum desplegó un enfoque más ambicioso: grandes texturas sinfónicas, coros épicos y una producción pulida que convirtió lo sagrado en un vehículo para la crítica y la introspección.
Desde el inicio, con “The Darkest Corridors” y “Babylon”, se percibe la búsqueda de un sonido cinematográfico, donde los beats pesados conviven con arreglos corales y atmósferas góticas. La voz cavernosa de Ostermann —rasposa, casi ritual— se entrelaza con la delicadeza de las voces femeninas, creando un contraste que es ya una firma de la banda. “Engelsstaub” y “Emergency” funcionan como pilares del álbum: himnos industriales que invitan tanto al club como a la contemplación, cargados de tensión espiritual y sensualidad oscura.
La producción, detallista y expansiva, refuerza el carácter conceptual del disco: Holy es un trabajo que habla de religiosidad, fe y corrupción desde un lente crítico, sin caer en el panfleto. Cada canción parece un capítulo de una misa profana donde conviven lo divino y lo carnal. Musicalmente, oscila entre la contundencia rítmica y la apertura melódica, lo que lo hace accesible sin perder profundidad.
En perspectiva, Holy consolidó a In Strict Confidence como uno de los proyectos más respetados de la electrónica oscura europea, con la capacidad de tender puentes entre el público gótico, el industrial y quienes buscaban algo más que simples beats de pista. Es un álbum que se escucha tanto con el cuerpo como con la mente, una pieza de culto que eleva el género hacia territorios místicos y barrocos.
En suma, Holy es un disco donde la devoción y la duda se dan la mano en clave electrónica. Una obra que convierte la pista de baile en un templo y que reafirma a In Strict Confidence como artesanos de la sacralidad profana.

